viernes, 29 de marzo de 2013

Diálogo para una despedida

Adiós, Mi Presidente

Al pie de la cama del paciente entubado, conectado a una máquina médica, rodeado de unos pocos, apareció repentinamente un hombre alto, de túnica sencilla de color marfil, de una barba mediana quizá color castaño y ojos de mirar intenso. Sonrió hacia el paciente, que ya no podía hablar y le tendió la mano derecha.
Un apretón intenso, le comunicó una alarma al paciente. El gigante le dirigió la palabra, en un claro castellano, sin tropiezos:

-Toma mi mano, por favor.

El paciente, sorprendido, se la tomó y el desconocido le dijo:

-Ahora, puedes hablar.

El paciente, quizá aterrado, dijo:

-Pero, ¿como?, si estoy entubado...
-Lo estabas, lo estabas...
-¿Eres uno de mis médicos?.
-Claro que no.
-¿Y que quieres de mí?.
El gigante se impuso, con voz suave, pero firme:
-¡He venido a buscarte!.

Por primera vez, desde su operación final, el paciente sintió terror. El desconocido lo advirtió. Le calmó:

-¿Que te ocurre?.
-¿Quien eres? -preguntó el hombre angustiado, mientras que los presentes, ni cuenta se dieron de la escena.
-Antes de decírtelo, quiero también comunicarte que tu labor ha concluido, hijo mío.

El paciente, comenzó a sudar frío y a llorar...

-¿Como, que me voy?, ¿como que me voy?. ¿Y entonces, que, carajo?
-Sí, hoy vienes conmigo al Paraíso...
-Sí, claro y este es un chiste malo -respondió el paciente.
-Es el otro Paraíso, no tengas miedo, te esperan.

Antes de que el otro pudiera contestar, el gigante le dijo:

-Cuando los tuyos tuvieron hambre y les hiciste dar de comer...

El paciente, lloraba intensamente, nadie lo notó.

-Cuando hubo quienes perdieron sus casas y buscaste la manera de dárselas de nuevo...

Repentinamente, el paciente comprendió a QUIEN tenía al frente. Recordó las lecturas bíblicas de su lejana juventud. Paró el llanto. Continuó el desconocido:

-Cuando hubo personas que no sabían leer y escribir e hiciste que les dieran instrucción...

Una luz blanca que solo ambos veían, inundó la habitación fría.

-Cuando te endeudaste para tener tus hijos...A mí también me hiciste esos favores, solo que tal vez no te diste cuenta, ¿no crees?.

-¿Y mis padres?. ¿Mi hijo y mis hijas, mis nietos, mis...? -dijo él con angustia.
-Les daré consuelo para seguir.
-¿Y la gente, mi gente? - prosiguió.

El gigante sonrió:

-Les enseñaste a defenderse y no hablamos de defensa personal...Les diste Patria, ¿te acuerdas?. Claro que sí que te acuerdas, no finjas. Te quieren, te seguirán queriendo. Algunos pensarán que les dejaste plantados, cual novia de pueblo, pero te digo en verdad, aquí entre nos, que no puedes volver, debes descansar para siempre de tus fatigas. Abandonarás este Mundo lleno de dolores, de vejez, de tristezas y alegrías y lo cambiarás por un mundo ideal, como dicen en esta Tierra, donde verás lo que nunca han visto otros ojos. Es un gran cambio, me parece...

El paciente, calló y dijo:

-Entonces, eres...

-Sí, YO SOY -interrumpió Él- Y para que no te quede duda mira mis manos y mis pies.
-No hagas malabarismos, por favor, jejejeje - pidió el paciente.

Él rió y se las mostró. Huellas de lo que fueron grandes heridas de clavos de por lo menos 20 siglos, aparecieron ante la vista del paciente.

-¿Y me vas a llevar?, preguntó él.

-A eso vine, ¿quieres seguir sufriendo?. Como dicen los humanos, escribiste libros, plantaste árboles y le diste hijos y nietos al mundo, además de los otros hijos que tantas veces viste cerca tuyo. Algunos tal vez negros, blancos, indígenas, mestizos, pobres, clase media, hasta ricos, contrahechos, tal vez ciegos o con sordera, otros muy ancianos, pero todos eran humanos. Todos llorarán por ti. Les enseñaste más de la vida de lo que algunos creen. ¿Quieres que te diga más?...

El paciente se dejó vencer, suavemente y preguntó que debía hacer.

Él levantó los largos brazos y contestó:

-¡¡¡LEVÁNTATE Y ANDA!!!.

El paciente no lo dudó. Ambos comenzaron a caminar en un salón blanco profusamente iluminado, aunque vacío, sin máquinas, ni médicos, ni cama. En un relámpago pasaron ante los ojos del paciente su infancia pobre, su escuela, los juegos con los amigos, el Liceo, la Academia, sus amores, sus hijos, la Patria Infinita y todo lo demás. El paciente, se paralizó.

-¿Que te ocurre? -preguntó el gigante.
-Es que...Me acabo de acordar de toda mi vida -repuso el otro.
-En verdad te digo, que es normal - repuso el gigante.
-"Y, ¿como nos iremos?", preguntó el paciente, resignado.
-Asómate a esta ventana, Hijo Mío. Tienes suerte, porque la primera vez que estuve aquí, bajé a unos infiernos que para que contarte.

El paciente, se asomó a la ventana donde vio un cielo terrestre, como el de un atardecer radiante, con escasa lluvia. Pero vio una nube en forma de caballo que se formó repentinamente. El hombre, lo advirtió:
-¿Sabes?, me recuerda al escudo de mi Patria.

El gigante, riéndose, le dijo entonces:

-Esta es nuestra nave. ¿O creías que nos íbamos en un OVNI?. Agárrate otra vez, mira que nos esperan...

Él se dejó conducir hasta el caballo gigantesco. Y Él le preguntó:

-¿Quisieras gritar algo?

-¿Gritar?, ¿y para qué?

-Fácil, es solo una fórmula, dale pues...

El ex-paciente, empezó a gritar con toda la voz, como no lo hizo en meses, un viejo canto militar:
-¡¡¡Patria, patria, patria querida, tuyo es mi cielo, tuyo es mi sol, Patria, tuya es mi vida, tuya es mi alma, tuyo es mi amoooooorrrrrr!!!

-Muy bien, ¡a montarse!, nos esperan. Ya verás...

El caballo de nubes se alejaba para siempre del minúsculo planeta. En un instante infinitesimal, otra habitación más blanca con muchas mujeres y hombres se hizo presente a los ojos asombrados del recién llegado. Un hombre de barba blanca y ágiles movimientos les recibió. Enseguida agradeció:

-Gracias, Señor Jesús. Esperábamos con ansia este momento. Aquí, este hermano es bienvenido PARA SIEMPRE.

No se que pasó después, pero en el minúsculo planeta, en la habitación del hospital en la ciudad atormentada, el médico oyó el sonido continuo del equipo médico...Dijo, lleno de dolor:

-¡¡¡HA MUERTO!!!.

Rodearon al cadáver los besos y los murmullos de hombres y mujeres. El Sacerdote le cerró sus ojos abiertos y lo ungió. Después, el dolor, el llanto desesperado, los gritos, la resignación...En otro lugar distante de la ciudad, ignorante de la tragedia, un niño nacía y cuando la obstetra preguntó su nombre, los padres contestaron a coro "¡Hugo Rafael!". Mi Señor Jesús, en la otra Dimensión guiñó un ojo a su pana San Pedro y le dijo: "El recién llegado amenaza con volver...". ¿Y lo vas a permitir?, le dijo Pedro. Bueno - dijo Mi Señor - eso no depende de mí, sino del Padre...

Así, me imagino, terminó sus dias marchándose a la Dimensión Desconocida, Nuestro Comandante, Compañero, Presidente Hugo Rafael Chávez Frías. Así entró a la Historia, la que algunos pretendieron borrar.

¡¡¡REQUIESCAT IN PACE!!.

(¡¡¡DESCANSA EN PAZ!!!)

Etiquetas:


Leer Más...

Epa, Comandante Hugo, ¡buena vaina que me echaste!

Estaba con mi amigo Roberto Arenas en mi casa, con mis padres cuando oímos la fatal noticia. No se decir quien de los dos se derrumbó primero, si él o yo. Mi madre, lloraba y mi padre, tranquilo, como esperando la noticia porque se había preparado mejor que Roberto y yo. Él me pidió el favor de usar mi enlace de Internet y se lo facilité para que se desahogara. Después, yo también lo hice. Dormí mal, amanecí recordando la tragedia. Y ahora que "Tribilín" se ha ido físicamente, con el llanto desbordándose en un verdadero Manantial de Corazón, quiero también escribir mis recuerdos sobre el Hombre que Queda, Quien Vence (al decir del compatriota Raúl Betancourt López) a la Muerte, a la Pelona, a la Parca. 

La primera vez que supe de Su Presencia, fue el día que amaneció de golpe y porrazo. No sabía que opinar de aquel Hombre Atrevido que se lanzó a desafiar al inicuo ser que después proclamaría "No me perdonan". Un rumor, en mi sitio de trabajo, decía que lo habían matado y pensé: "Bueno, dijo lo que tenía que decir...". Pero no era verdad. Ése día viví la experiencia de ver que una mujer de cuyo nombre no me acordaré más nunca, hablaba de este Ser con un ODIO irrefrenable, en un sitio donde se suponía que uno iba a botar las tensiones: un gimnasio.

Volví a saber de Él, dos días después de mi cumpleaños, cuando volvió a amanecer de golpe y porrazo en la transmisión loca y con el video clandestino grabado en prisión, con la anuencia mal disimulada de sus guardianes. Se hizo su presencia indispensable en aquel suplemento que me divertía tanto, "El Camaleón" de Luis Muñoz "Lumute" Tébar, Manuel "Graterolacho" Santander y El Sargento Full Chola. Lo dibujaba el Compañero Artista Omar Cruz, quien se quedó defendiendo la causa bolivariana. Libros y artículos de prensa de todas partes, lo empezaron a eternizar con sus compañeros de armas. El Camarada Carlos "Nené" Quintana lo evocaba en su papel de "grafitero" en la extinta y querida "Radio Rochela". Rafael Caldera, aprovechó el momento y defendió la acción del joven Comandante quien dos años después saldría de prisión para inflamar con su verbo de Gaitán Revivido al pueblo descorazonado.

Una noche cualquiera de 1997, en la plaza que lleva el nombre del Almirante Luis Brión, con una pequeña parafernalia, lo ví por primera vez. Pero una cobardía inusitada, me impidió hacerle la pregunta atrapada en la garganta: ¿Como entender esto del "Árbol de las Tres Raíces"?. Ahora, Él sabe QUE le quise decir. Lo volvería a ver, el día de su llegada al poder en Los Próceres, en primera línea, con la compañía del Comandante Fidel Castro, quien aún lucía muy entero y quien se resistió a hablar, pese a que se lo gritaban...

Lo vería otra vez en una concentración en Caña de Azúcar en el 2003, junto al Ido en Mala Hora, Don Carlos Escarrá Malavé. Pero seguiría igual sus pasos en la prensa y en la televisión. Voté por él cuantas veces fue necesario y le auguré una larga vida, envejeciendo en las Sabanas y las Barrancas de Arauca, a las que cantó Don Eneas Perdomo. Me reía de sus intentos de cantante, de sus salidas humorísticas, respetaba su pensamiento. A veces, imitábamos su modo de hablar y en un programa colombiano, con mis familiares, no me perdía las ocurrencias de quienes le imitaban vocalmente y me molestaba sobremanera, cuando se le trataba en forma desconsiderada.

Me angustié el día del Golpe Infame que casi nos roba, al decir de Joaquín Sabina, el mes de Abril. Y más aún cuando supe que un hombre sin talentos pretendía reemplazarlo. Felizmente, eso no ocurrió. Y me volví a angustiar, pero no tanto como ahora, cuando el "Gran C" (como lo llamara John Wayne) empezó a husmearle los pantalones, pero sin decidirse, como la Muerte al Melquíades de "100 Años de Soledad", a darle el zarpazo final.

Imagino, en medio de grandes dificultades, como Semejante Hombre podía agonizar en la cama de un Hospital Militar, sin poder pronunciar una palabra. No lo puedo suponer, exánime, atado a una máquina, aislado o no en una cama, a un hombre que rezumaba Vida y Más Vida. Y cuando llegó el Momento Fatal de encarar las verdades, allí estaba en medio de mis familiares cercanos, llorando como el Niño que pierde lo más preciado: no fuí el único. Y quisiera creer la frase de "Los que mueren por la vida" de Alí Primera Rosell, pero me sale de la garganta el llanto difícilmente contenido. Quisiera creer que todo fue un mal sueño, una pesadilla urdida por algún bromista infame. Pero, NO es así.

"Cuando un amigo se va", cantó Alberto Cortez, "queda un espacio vacío" que no puede ser llenado. Todas y todos somos únicos, pero nuestro Pueblo en 14 años ha entendido que debe tener una sola alma y un solo corazón para enfrentar las nuevas luchas, los nuevos retos. Él entregó su vida, a un precio altísimo que no todos podemos pagar, por un ideal como hicieran Nuestros Libertadores. Y ahora que se marcha su alma, como lo supongo, cabalgando en una Nube en forma de caballo, a encontrarse con Dios y su parte corporal queda en el suelo de la Patria, parte de Él seguirá viva en el niño y la niña que estudian, en quien usa el Software Libre, en quien es honesto para hacer Arte, Deporte o cualquier labor que nos engrandezca, en la Persona Mayor que tiene una pensión, en quien es atendido como se debe en una oficina pública o en un Centro Asistencial. Estará en todas partes y no saldrá por más que la Abominable Parca trate siquiera de intentarlo.

Yo también te recuerdo Hugo, y en esta hora menguada (nunca mejor empleado ese adjetivo) tan solo te pido que nos dejes parte de tu Alma para enfrentar la vida, para que no muera la Esperanza. Porque el Hombre muere, pero no el ideal mientras exista quienes lo perpetúen. ¿Verdad que sí?. Ahora lo sabes de primera mano: Dios Nunca Muere, como cantaba Javier Solís, y tú menos que nadie junto con los Padres Miranda, Bolívar, Sucre y las Madres Manuela Saenz y Luisa Cáceres de Arismendi.

Amor con amor...se paga.

Leer Más...