domingo, 27 de septiembre de 2009

La Semana de Zelaya

Después de un tiempo de retiro, no quiero dejar de expresar que no soy indiferente al dolor del Pueblo de Morazán sin importar que el tirano lo trate "con negra maldad" como cantaba el borícua Rafael Hernández. Nunca llegué a imaginar que toda una tormenta noticiosa se fuera a desatar durante un hecho tan trivial y cotidiano, como el inicio de un nuevo año escolar.
En efecto, mientras celebraba que al alumnado de las escuelas le enseñaran una de las formas más básicas de las nuevas libertades, la libertad tecnológica, una llamada telefónica proveniente del Auténtico Presidente de Honduras, hizo que fuera revivido el tema de aquella castigada nación, cancelado desde dias atrás. Como hoy en dia, donde exista una conexión a la red de redes hay información de sobra, corrí a mi computador a buscar señales de televisoras y radioemisoras que hablaban del asunto.

En las pantallas de los televisores aparecía la figura del más que odiado usurpador que algunos llaman Pinocheletti, Goriletti o el Conde Vampiretti a negar la presencia de José Manuel Zelaya en su propio país. El tiranuelo de turno se complacía en mostrar su sonrisa "tipo Piñerúa" para afirmar que estaría en alguna "suite" de un hotel lujoso de Managua...que fue trasladado al mero centro de Tegucigalpa. Mientras el Conde trataba de "remendar el capote" con sus asesores para ver en que había fallado su cuerda de espiones, el pueblo hondureño en su mayoría (menos los engañados de siempre) celebraba que la "amenaza" de Zelaya se había cumplido, afirmando que ahora sí había más razones para pensar que Vampiretti caería en cuestión de horas...o de dias.

La dictadura feroz, tuvo que recurrir sus malas artes para acusar semejante golpe. Y como el ejército y la policia, es decir los verdeolivos y los chepos en el lenguaje hondureño, no tienen suficiente tabaco en la vejiga para oponerse a las canalladas del Conde y de su Comandante y "General Rastrero " (Allende dixit) Romeo "Julieto" Vasquez Velasco, decidieron que se renovaría las maldición en su contra, que varias décadas atrás pronunciaba Nuestro General de Mujeres y Hombres Libres, Simón Bolívar. Y la venganza de quienes esperan en los barrios bajos de Honduras a que se termine de caer el maldecido Conde para darle su "sopa del mismo chocolate", sin azúcar, ni vainilla a todos los "muchachitos" que ayer nomás jugaban a la pelota y ahora se dan el tupé de reprimir al pueblo.

En este horrendo vaivén de noticias contradictorias, algunos medios se han puesto del lado del Pueblo, como Radio Globo Honduras, la clandestina Radio Liberada, Radio Progreso Honduras y Radio Uno. Y una televisora: Cholusat Sur, una y mil veces saboteada, llamando claramente a desconocer toda autoridad que no sea democrática. Esta semana "interesante" de dimes y diretes me ha servido para dialogar con personas, sobre todo allegadas a Radio Uno que nos envian sus saludos para este punto del mundo en el Estado Aragua; me ha hecho agarrar un mapa, el de Google Earth, y una enciclopedia libre como la Wikipedia para formarme una idea mejor del General de Mujeres y Hombres Libres de Centroamérica, José Francisco Morazán. Esto me ha hecho conocer la música que con gran esfuerzo, diversos personajes hacen para denostar de la tiranía canallesca como el cantautor Nelson Pavón con su popular tema "TV Cucú, TV Cacá" que critica las tácticas de los directivos de las televisoras para distraer a la población con su ración de circo habitual.

Tampoco dejo de reconocer que, en un ejercicio de humor negro, Radio Progreso Honduras ha fabricado el falso noticiero "Noti-Nada" cruda parodia de los noticieros de las emisoras de los "sectores impíos" que esconden la realidad. Esto deja atrás la generalizada idea de que somos los venezolanos los únicos en reirnos de nuestros problemas y catástrofes.

Volviendo al Presidente Zelaya, esta semana concluye con un episodio absurdo: unas tropas que invaden las cercanías de la Embajada de Brasil, donde se refugía el Verdadero Presidente y sus leales, ayudadas por los habituales "perros de la guerra" (con mi disculpa hacia los cánidos) del "Norte Industrializado" y del "Lobby Sionista" y que hostigan a quienes no pueden defenderse. No dudan en usar sus peores armas: equipos que lanzan sonidos agudos y fuertes y dispositivos de intercepción que no pueden coartar el deseo de ser libres. El colmo: armas químicas que arrojan venenos neurotóxicos, que suponen pueden vencer la más férrea de las voluntades. Aún más grave, que con la supuesta venia de la Cruz Roja, son transportados equipos de guerra a las instalaciones de esa Embajada y los heridos recogidos por sus unidades transportados directamente a la presencia de sus sádicos antagonistas, amén de los horrores que ya todas y todos conocen. Razón de más que tengo para dudar del pataleo del Presidente de esa Organización que se quejaba de mal uso de sus emblemas por parte del Cobarde Inquilino del "Palacio de Narquiño".

Pero, llama poderosamente la atención "algo" en lo que no todos reparan. Si tan evidente es la violación de la soberanía de la Embajada de Brasil, ¿que están esperando en la OEA para actuar?. ¿Que clase de hombre es el Presidente Luiz Inácio "Lula" Da Silva que no ordena medidas enérgicas?. ¿Para que tanta dialogadera y protocolo inútiles para prolongar la agonía del Pueblo Hondureño?. Hay quien dice que Zelaya cometió un error trágico, que si hubiese llegado directamente a nuestra legación, el Presidente y Comandante Hugo Chávez Frías se hubiese visto obligado a actuar. ¿Para que invocar esa mamarrachada inventada por el "bate quebrado" de Óscar Arias, con el prestigio de su falso Premio Nóbel?. ¿No será peor si vienen los "cascos azules" que varias personas han invocado?. ¿A que atenernos?

Por eso, cierro este artículo con estas interrogantes, pues no estoy seguro de si caerá el tal Vampiretti, que hará con sus socios y con quienes callan para no comprometerse, el esfuerzo para dejar pasar el tiempo para que nuevamente se frustren las esperanzas populares y para que las dictaduras renazcan en un territorio y en una época que suponemos libres de ellas.

Pero espero equivocarme y nadie imagina como lo deseo.

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